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Los caballitos de mar, conocidos científicamente como hipocampos, son un tipo de pez que pertenece a la familia Syngnathidae y al género Hippocampus, mostrando unas particularidades muy bien definidas que lo hacen de gran atractivo, razón por la cual, además de en libertad, se pueden observar en cautividad en acuarios públicos y privados, contando con precios que varían en función de la especie y que partirían de los 90 € hasta ejemplares que incluso pueden llegar a superar los 200 €.
Características de los caballitos de mar
Tanto sus características físicas como su movimiento, hacen del caballito de mar un pez muy particular y fácil de distinguir.
Su nombre procede el hecho de que su cabeza se asemeja en forma a la de los caballos de tierra, así como la disposición de su cuerpo resulta similar a estos animales.
De igual manera, también hay otras similitudes como la que se observa en el momento de la reproducción, en la que uno de los movimientos del cortejo implica la elevación de su cabeza de forma similar a cómo lo hacen los caballos cuando relinchan.
En la parte superior se encuentra la corona, la cual tiene una peculiaridad interesante que es el hecho de que no hay dos iguales en todo el mundo.
Es decir, se trata de algo similar a nuestras huellas dactilares.
Su posición natural es completamente erecta y con la cola prensil enroscada, desenroscándola para realizar desplazamientos rápidos, al aferrarse a elementos y en otros momentos como se puede dar durante la reproducción de la que vamos a hablar un poco más adelante.
En cuanto a las dimensiones, el caballito de mar adulto puede variar en función de la especie pero los registros contemplan que se encuentran entre los 14 mm en el caso del caballito de mar más pequeño del mundo, el cual fue encontrado en Australia y se trataba de un Hippocampus satomiae, hasta los más de 30 cm que puede llegar a medir el Hippocampus ingens o el Hippocampus zosterae, los dos caballitos de mar más grandes del mundo y que es una variedad que se encuentra ubicada en el océano Pacífico, y que en la actualidad se encuentra en estado vulnerable en base a la lista de la UICN.
Sin embargo, al nacer, las longitudes se encuentran entre los 7 mm y los 11 mm en cualquiera de las variedades que hay a lo largo del mundo.
La aleta que se encuentra situada en su zona dorsal es la que utilizan como elemento principal en sus desplazamientos horizontales, mientras que los movimientos verticales son gestionados a través de sus vejigas natatorias y las aletas localizadas en la zona pectoral.
Además del movimiento de alas, el caballito de mar infla y desinfla las vejigas natatorias, lo cual no sólo le ayuda a desplazarse hacia arriba o abajo, sino que también es un sistema que le permite estar estable a diferentes alturas.
Tienen la capacidad de escuchar lo que ocurre a su alrededor, ya que cuentan con oídos, en cuyo interior se localizan los otolitos, los cuales vibran en función del sonido que reciben, transformándolo en información que posteriormente es gestionada por su cerebro.
En cuanto a la respiración, necesitan aire, y para obtenerlo hacen uso de sus branquias.
A través de sus fosas olfativas que se encuentran ubicadas frente a sus ojos y en el tubo bucal, tienen la capacidad de oler y filtrar el agua.
En su interior se encuentra una serie de células que son las encargadas de llevar a cabo un completo análisis del agua que entra, protegiendo así su salud y logrando una máxima eficiencia.
Los machos y las hembras presentan un ligero dimorfismo sexual, de manera que la mejor forma de diferenciarlos entre sí es a través de la localización del marsupium, que es la bolsa que sólo se presenta en los machos y que es utilizada con el objetivo de fecundar y mantener los huevos durante su desarrollo.
Es importante destacar que el caballito de mar es un pez que está muy expuesto a sus depredadores, de manera que, además de evitar estar mucho tiempo en zonas abiertas, también ha desarrollado una capacidad muy efectiva de mimetismo, un aspecto que vamos a estudiar un poco más adelante.
Reproducción del caballito de mar
El proceso de reproducción comienza en los momentos en los que la temperatura del agua aumenta, instante en el que la hembra inserta los huevos en la bolsa incubadora del macho que es conocida como marsupium, a través de lo que se denomina como ovopositor, ya que el macho es el encargado de controlar el desarrollo de los huevos.
Previo a este paso esencial, tiene lugar un ritual que no suele exceder del cuarto de hora, en el cual se enlazan entre sí hasta que el macho comienza a verter su líquido seminal, momento en el que se produce el depósito de los huevos por parte de la hembra.
Es importante tener en cuenta que, en el momento del traspaso de los huevos de la hembra al macho, estos se encuentran ya maduros, y una vez dentro del marsupium, se produce la fertilización por parte del macho.
Dependiendo de la variedad específica y de cada caso particular, los huevos que puede depositar la hembra irán desde un mínimo de 10, hasta un máximo general de unas 400 unidades.
Todos los huevos permanecerán en esta bolsa durante el tiempo necesario que es de una media de tres semanas, aunque en cada especie y dependiendo de otros factores intrínsecos del ejemplar así como la temperatura, las turbulencias e incluso la luz, puede oscilar desde algo más de una semana y hasta mes y medio como máximo, donde irán recibiendo todos los nutrientes necesarios hasta que hayan madurado por completo, momento en el que estarán preparados para ir saliendo y comenzar a hacer sus vidas siempre junto a su padre.
Estos nutrientes así como el oxígeno les llegan a partir de diferentes capilares que absorben el fluido de la placenta, el cual irá cambiando con el paso del tiempo para ir adquiriendo una textura y características similares al agua exterior.
Esta modificación es muy importante, ya que es un sistema que no sólo reduce el estrés en el momento del nacimiento de las crías, sino que también es necesario para su adaptación al medio de forma eficaz.
Cumplido el plazo de gestación, se produce el parto, el cual suele durar varias horas, donde las crías salen por primera vez al exterior.
Para ello, el macho debe romper su bolsa utilizando los medios que tenga a su alcance como las rocas, de manera que se frota contra ellas con cuidado y va empujando hasta conseguir que todos salgan de su interior.
Cuando ya han salido todas las crías de caballito de mar, el padre mantendrá su bolsa abierta para que se puedan refugiar en ella en caso de que sea necesario.
Esto generalmente ocurrirá en los momentos en los que se detecte algún peligro.
Pese a ello, se calcula que tan sólo consigue sobrevivir y llegar a la edad adulta un máximo del 1% de estos ejemplares.
Una vez que el pequeño caballito alcanza su madurez, comienza de nuevo el ciclo para dar lugar a otros caballitos.
Alimentación, qué comen los caballitos
Para poder alimentarse, este pez hace uso del hocico que se encuentra en el tubo bucal, de manera que aspira a través de él el alimento.
Carecen de dientes y su estómago es muy reducido, por lo que se ven en la necesidad de estar alimentándose con frecuencia tanto para recibir los nutrientes que necesitan, como para poder asimilarlos adecuadamente.
La alimentación del caballito de mar está basada fundamentalmente en pequeños invertebrados, muy especialmente crustáceos, los cuales ingieren enteros.
Para conseguir cazarlos debe desarrollar una gran paciencia, ya que al ser lento, cada movimiento debe estar adecuadamente estudiado y ser efectivo.
No obstante, también se beneficia de su capacidad para ocultarse en el medio, de manera que pasa desapercibido para la presa y así consigue que se acerque lo suficiente como para que, con un rápido movimiento de cuello, pueda capturarla.
Las veces que deberá alimentarse al día va a depender de la especie y características, pero llama la atención la diferencia existente entre las crías y los adultos.
El caballito adulto, suele tener suficiente con unas 50 veces diarias, mientras que las crías necesitan al menos comer 3000 veces cada día, debido a que su estómago es casi inexistente y precisa de alimentación continua para poder absorber todos los nutrientes.
Hábitat de los hipocampos
En cuanto al hábitat de los caballitos de mar, es importante que estudiemos tanto su hábitat en libertad como las necesidades que presentan en cautividad.
Partimos de la base de que el caballito de mar se encuentra en multitud de variedades, y la gran mayoría están catalogadas como en riesgo, llegando incluso a estar en peligro de extinción según la lista de la UICN.
Esto es debido al deterioro de su hábitat así como a la pesca indiscriminada fundamentalmente.
Lo primero que debemos considerar es que los caballitos de mar necesitan estar en aguas con temperaturas de alrededor de 26 ºC. Si bien es cierto que hay variedades que necesitan algo más, también hay otras que se adaptan con mayor facilidad a aguas más frías.
De hecho están presentes en las costas del Atlántico, en el cruce entre el Índico y el Pacífico, en el mar Mediterráneo y el mar Rojo entre otros, lo cual implica una considerable extensión y diversidad.
En cuanto al espacio, el macho tiene suficiente con un metro cuadrado por norma general, ya que es territorial y no suele salir de su zona, mientras que las hembras suelen utilizar superficies más amplias de hasta incluso más de 100 m2.
En materia de profundidad no es demasiado exigente, ya que puede vivir desde en la superficie, hasta profundidades de unos 60 metros, aunque este es un factor que también va a depender de la especie y de características del agua como las turbulencias, temperatura y luz.
Si lo vamos a tener en un acuario en cautividad, es importante considerar estos detalles:
- El pH ideal del agua rondaría los 8,2.
- Debemos evitar las corrientes de agua (garantizar movimiento pero que sea suave).
- La densidad del agua deberá ser de 1,025.
- Debemos garantizar una temperatura constante de unos 25 ºC.
- Mucho cuidado con el termostato, ya que por su forma, tendrá tendencia a engancharse a él, por lo que se puede quemar.
- Hay que poner una capa inferior de graba o arena fina.
- Tiene que disponer de piedras grandes, corales, algas, etc. para garantizarle un refugio y que se puedan enganchar.
No cumplir con estas condiciones, no sólo pondrán en peligro su salud física, sino también la psicológica, pudiendo llegar a causar su muerte.
Comportamiento del caballito de mar
Tienen una buena capacidad para comunicarse con otros ejemplares de la misma especie, y para ello han creado un sistema que está basado en movimientos de cabeza combinados con pequeños estallidos.
Sin embargo, es un animal lento y que está muy expuesto a sus depredadores, por lo que en su estudio se ha podido observar un comportamiento que a menudo tiende a la defensa.
Entre los más destacados están:
- Procuran estar en zonas de corales, algas, manglares, etc. donde se puedan refugiar en caso de peligro, favoreciendo sistemas como el mimetismo.
- Hacen uso de la comunicación entre ellos para avisarse de peligros y tener más tiempo para esconderse.
- Tienen una gran capacidad de mimetismo.
El mimetismo en los caballitos de mar está caracterizado por dos particularidades:
- Cambio de color: el cambio de color es uno de los elementos más efectivos en materia de mimetismo, ya que le permiten confundirse fácilmente con el entorno en el que se encuentran.
- Modificación de su forma: además, también pueden llegar incluso a modificar su forma a través del desarrollo temporal de filamentos a partir de su piel.
Debemos entender que esta capacidad para mimetizarse con el entorno no sólo la utiliza para protegerse de los depredadores, sino que también es útil a la hora de alimentarse, ya que es el sistema más efectivo para permitir que la presa se acerque.
Curiosidades del caballito de mar
Destacamos algunas de las principales curiosidades que se presentan en el caballito de mar:
- Según el Registro Mundial de Especies Marinas, en total existen 54 especies diferentes dentro del género Hippocampus, de las cuales, al menos la mitad se encuentra en peligro de extinción o es vulnerable. Sin embargo, cabe destacar que muchas de ellas no han sido evaluadas suficientemente como para tener la total certeza de su estado, con lo cual esta cifra podría ser muy superior.
- Si atendemos a la longitud máxima de las diferentes variedades de caballito de mar, podemos encontrar desde ejemplares que apenas miden 14 mm, hasta otros que superan los 300 mm.
- Existe una particularidad bastante interesante con respecto a la reproducción del caballito de mar, y es que cuentan con un sistema a través del cual se previene la poligamia.
- La corona del caballito de mar es su huella dactilar, ya que no hay dos iguales.
- Es decir, el objetivo es que el macho fertilice los huevos de una única hembra para prevenir la mezcla genética, de manera que el proceso de depósito de huevos y posterior fertilización suele tardar apenas unos segundos.
- Pese a que se trata de animales con movimientos lentos y que de hecho figuran entre los peces más lentos del mundo con su velocidad de 1,5 m/h, gozan de buena actividad a lo largo del día, por lo que necesitan espacios grandes para poder desenvolverse con normalidad.
- La hembra necesitará más espacio que el macho, ya que mientras el segundo tiene suficiente con 1 m2, la hembra puede llegar a superar los 100 m2.
- Son animales muy pacientes, por lo que pueden pasar largos ratos a la espera en el caso de que consideren que existe una amenaza o también para cazar.
- Los ojos de los caballitos de mar se pueden mover de forma independiente el uno del otro, lo cual le facilita estar atento tanto a los peligros como a las presas con las que se alimenta.
- Debido a la situación en la que se encuentran los caballitos de mar a lo largo del mundo, existen leyes que regulan su adquisición y tenencia, estando algunos de ellos prohibidos, por lo que es importante que nos informemos bien antes de hacernos con un caballito de mar.
- La degradación de su hábitat es uno de los factores principales de su escasez, unido a la caza indiscriminada, que convierte al hombre en el principal responsable de su estado.