Índice
De todas las razas que se han ido extendiendo a lo largo del mundo, los caballos árabes son una de las más admiradas y reconocidas, contando con una antigüedad que superaría los 4.500 años, lo cual la coloca como una de las más antiguas que todavía se conservan.
La inteligencia así como su fuerza son dos de las cualidades por las que es más apreciado.
En sus orígenes, su cometido principal era el de caballo de guerra, mientras que en la actualidad se ha convertido en un ejemplar fantástico para diferentes tipos de actividades ecuestres entre las que destaca la equitación.
Es muy importante tener en cuenta que dentro del caballo árabe podemos encontrar muchas variedades, cada una de ellas con una procedencia diferentes y con características similares pero siempre con pequeños detalles que las diferencian.
En este sentido, especificar una horquilla de precio es más complicado, pero para que nos hagamos una idea, teniendo en cuenta las razas principales y más difundidas, podríamos estar hablando en torno a entre 3.000 € y 25.000 € en el caso de los más caros, pero siempre podremos encontrar algunos ejemplares por encima de este precio, aunque no es demasiado habitual.
Características de los caballos árabes
Con el objetivo de conocer y diferenciar mejor al caballo árabe, vamos a conocer algunas de sus características más importantes.
Cuánto viven
La edad estimada de la raza árabe está entre los 25 años y los 30, siempre y cuando sean atendidos y cuidados de forma adecuada. Hay casos en los que pueden llegar a alcanzar los 35 e incluso superarlos, pero son poco frecuentes.
Alza
El caballo árabe es un ejemplar más bien pequeño, ya que su altura a la cruz se encuentra entre los 143 cm y los 153 cm en el caso de los más grandes. No obstante, puede haber casos en los que se exceda este alza, pero en la mayor parte de casos se establecerá en dicha media.
Capa
Las capas más habituales en esta raza de caballo son la alazán y la tordo, mientras que existen otras muchas posibilidades y combinaciones con prácticamente cualquier tonalidad. Sin embargo, los ejemplares más aceptados son los que presentan una capa de color alazán, negro o zaíno.
Cabeza
Tiene una estructura suave y en forma de cuña, destacando principalmente la frente, la cual cuenta con una buena amplitud. Su hocico es pequeño, y contrasta con unas fosas nasales de grandes dimensiones.
En cuanto a las orejas, son pequeñas y terminan en punta. Es de destacar que sus ojos son oscuros, muy expresivos y de grandes dimensiones, consiguiendo de esta forma ser más llamativos.
Cuello
Tiene un cuello corto pero bien musculado, ofreciendo una anchura media que le permite movimientos ágiles y muy estéticos.
Cuerpo
Su cuerpo se presenta muy robusto y denota fuerza. Aunque no es un caballo grande, presenta unas extremidades proporcionadas y fuertes, muy especialmente las traseras, lo cual lo dota de fuerza y agilidad para poder realizar actividades como el salto.
El peso del caballo árabe oscila desde los 300 Kg hasta los 400 Kg, aunque en ocasiones no es difícil encontrar ejemplares con hasta 450 Kg. Su trasero es alargado y con una buena nivelación.
Hay un detalle muy interesante acerca de las características físicas de este caballo que explica el hecho de que pueda levantar la cola de esa forma tan diferente a la que podemos encontrar en otras razas. Esto se debe a que algunos ejemplares tienen cinco vértebras en lugar de seis, así como 17 costillas en lugar de 18 que sería lo habitual.
Temperamento
Además de gozar de una elevada inteligencia, este caballo se caracteriza por ser muy sensible. También destaca su docilidad, lo cual lo hace muy interesante para educarlo y entrenarlo de forma adecuada.
Su tranquilidad se transmite y genera confianza, además de que resulta fácil aprender nuevas habilidades con él. Tiene una capacidad de comunicación muy alta, pero es muy importante que lo tratemos con respeto y cariño, ya que sólo así nos devolverá con creces el cariño y su buen hacer.
Cabe destacar que hablamos de un animal muy valiente, lo cual le hizo ganar un puesto de honor en la batalla.
Orígenes del caballo árabe
El caballo árabe nace en la Península Arábiga, en Medio Oriente, y aunque no se tiene claro su origen exacto, las pinturas rupestres encontradas en la propia península representan ya figuras que podrían coincidir con esta raza, por lo que se considera que podría tener unos 4.500 años de antigüedad.
Sin embargo, los expertos consideran que se trata de una raza mucho más antigua aún, y que incluso pudo estar presente en la civilización egipcia.
Historia
En sus comienzos, esta raza de caballo era fundamentalmente utilizada para la guerra, ya que presentaba unas cualidades asombrosas como gran resistencia, valentía y velocidad. Los diferentes ejércitos musulmanes se mostraron muy interesados en él, hasta el punto que se considera que fueron los que extendieron la raza a lo largo de todo el norte de África y otros países como España.
A partir de entonces, además de conservar la raza original, también se utilizó con el objetivo de crear nuevas razas con características mejoradas. Estas nuevas razas y otras ya existentes que empezaron a entrar en la península, hicieron que poco a poco, el caballo árabe fuese relegado.
De hecho, los beduinos siguieron criándolos pero no fue suficiente, hasta el punto que se acercaron peligrosamente a su desaparición en el país. Fue el rey Abdul Aziz Bin Abdul Rahman Al-Saud el que fue consciente de que había que hacer algo para su conservación, de manera que buscó la forma de conseguirlo, para lo cual tuvo que dedicar un gran esfuerzo.
Con la llegada de los conquistadores españoles a América, éstos trasladaron multitud de ejemplares al nuevo continente, donde se desarrollarían y también darían lugar a nuevas razas. A partir de entonces y conforme iba pasando el tiempo, esta raza iba ganando cada vez más popularidad en los diferentes países en los que iba siendo introducida, además de que también pasaría a ser utilizado con otros cometidos diferentes a la guerra.
Sus particularidades lo hacían muy útil para los trabajos duros, y el hecho de que fuese inteligente y con una resistencia por encima de la mayoría de razas existentes, se prestó para encomendarle diferentes actividades desde la ganadería hasta la agricultura e incluso poco a poco se fue abriendo a las exhibiciones.
En el siglo XX ya se conocían sus dotes en todo tipo de actividades ecuestres, destacando fundamentalmente la equitación, de manera que poco a poco fue dejando atrás sus trabajos anteriores, hasta el punto que consiguió su principal relevancia dentro de este deporte en el que muestra una fantástica armonía y una alegría que sin duda lo hacen espectacular.
Dada la gran relevancia que tiene la raza de caballo árabe en la actualidad, podemos encontrar criadores en multitud de países como España, Reino Unido, Alemania, Rusia, Polonia y Francia, lo cual lo hace accesible desde prácticamente cualquier parte del mundo.
En la actualidad existe un programa a nivel nacional que tiene como objetivo proteger la pureza de la raza de caballo árabe frente a los nuevos cruces que se han ido gestando con el paso del tiempo.